Importancia del Papa en la Iglesia Católica

El Obispo de Roma, que también es el líder de la Iglesia Católica en todo el mundo, se denomina Papa. La primacía del apóstol Pedro, a quien el propio Jesús permitió dirigir el círculo íntimo de los apóstoles, se atribuye a la fe católica como el origen del cargo de papa. En consecuencia, como sucesor de Pedro, el papa actual está elevado por encima del colegio de obispos.

¿Cuál es importancia del Papa en la iglesia católica?

El nombre «papa» viene de la palabra griega «pappas», que significa «padre». En el cristianismo primitivo, «pappas» -luego «papa» en latín- era un título para abades y obispos hasta el siglo V, cuando «pappas» -luego «papa» en latín- se convirtió en el único título para el obispo de Roma. Como resultado, el Papa es conocido a menudo como el Santo Padre.

Hay varias referencias a la excepcional importancia de Pedro en el Nuevo Testamento. Ante todos los discípulos, Pedro recibe la autoridad de salvaguardar la fe en Jesucristo y el camino de salvación que él ha abierto, así como de hacerlo accesible a las generaciones futuras a través de la Iglesia. El pasaje decisivo para el encargo del apóstol Pedro, que también estableció el estatus de todos los papas posteriores, se encuentra en el Evangelio de Mateo:

«Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las fuerzas del averno no podrán destruirla. Te entregaré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo». (Mateo 16:18 y siguientes).

La función específica de Pedro dentro del círculo apostólico queda además atestiguada por los textos del Evangelio de Juan (21:15 y siguientes) y del Evangelio de Lucas (22:32), que hablan de la responsabilidad de Pedro por todos los creyentes y del propósito de Jesús de fortalecer a los hermanos en la fe. Para conocer todos los versículos, puedes entrar en el sitio: https://versiculos.net

El sucesor de San Pedro es el Obispo de Roma

Importancia del Papa
Importancia del Papa. Foto por Ramon Perucho en Pixabay.

El hecho de que el Obispo de Roma sea considerado el sucesor de San Pedro hace necesaria su presencia en Roma. Pruebas escritas como la Carta de Clemente corroboran la teoría de que Pedro, al igual que San Pablo bajo el emperador Nerón, fue martirizado durante la persecución de los cristianos.

Por último, desde el siglo II, se ha registrado el culto a la tumba de Pedro en lo alto de la colina del Vaticano. En este sentido, parece natural que los obispos romanos que sucedieron a Pedro tuvieran privilegios especiales dentro de la Iglesia. El estatus particular de la Iglesia romana comenzó con su relevancia espiritual-religiosa y su responsabilidad fraternal con las demás iglesias. El hecho de que la Iglesia romana pudiera incluso remontar su herencia a dos apóstoles, Pedro y Pablo, aumentó su estatura.

A lo largo de la historia, el desarrollo de la primacía del Papa ha estado ligado a la vitalidad cultural y espiritual-religiosa de la Iglesia. Contra las herejías crecientes y las secesiones inminentes, el Papa tuvo que defender la fe de la Iglesia una y otra vez.

El Concilio Vaticano I, celebrado en 1870, restableció el papel del papa al confirmar que los obispos de Roma eran sucesores directos de Pedro (sucesión apostólica), y que el primado de Pedro pasaba a cada papa posterior. Además, el obispo romano o papa tiene una autoridad completa, ordinaria e inmediata sobre toda la Iglesia. Cuando el papa, en su calidad de «maestro de todos los cristianos», define una cuestión de fe o costumbre como componente vinculante de la tradición católica, no sólo es infalible, sino también infalible.

El objetivo principal del Concilio con estas declaraciones era demostrar lo crucial que es para la Iglesia tener una evidencia de unidad abiertamente aparente. Este trabajo lo lleva a cabo el Papa, que es conocido como el «Vicario de Cristo» en la tierra como sucesor del Apóstol Pedro, sin poner en duda que Jesucristo es el verdadero fundamento y principio de la Iglesia.

El Concilio Vaticano II, casi un siglo después, sigue refiriéndose al Papa como «principio y fundamento permanente y visible de la unidad de la multiplicidad tanto de los obispos como de los fieles» (Lumen Gentium, 23)